El propietario del recinto era Eugenio Miquel, el cual alquiló el campo a los dirigentes valencianistas por 100 pesetas al mes. En cambio el regreso del canterano Roberto Fernández fue acogido con división de opiniones entre los aficionados al haber dejado el club el año del descenso y haber pasado cuatro temporadas en un club rival como era el Barcelona. En su visita, recibió camisetas de varios de los principales clubes del fútbol local, entre ellas la del América, Once Caldas, Millonarios, Nacional y Santa Fe.